De los errores se aprende. Si algunas veces en mi vida me equivoqué feo, traté de no volver a repetirlo, de retirarme por un tiempo de ese escenario, de cambiar la estrategia, darme un tiempo para pensar...

En los últimos cuatro años, el actual vicepresidente, Julio Cobos, tomo sólo una decisión correcta: su voto no positivo a la resolución 125. El resto fueron todos errores. Pactó con el kirchnerismo, la gestión en su provincia se desbarrancó, aceptó la vicepresidencia de una concertación que claramente no existía, perdió las elecciones en Mendoza y quedó en el Senado como una simple figura decorativa. Como Presidente de esa Cámara, por cierto, su gestión es bastante pobre. Sólo tuvo un acierto en los últimos años: no decir que sí a una medida puntual que impulsaba el Gobierno del cual es vice.

¿No se daba cuenta Cobos de que el kirchnerismo no quería hacer ninguna concertación? ¿No advertía que no sería tenido en cuenta en ninguna decisión de Gobierno? ¿No le avisaron que la vicepresidencia es un cargo sin ningún tipo de poder? Repito. Si yo me hubiera equivocado tanto, me retiraría de la política.

Lejos de eso, Cobos está pensando en ser presidente en 2011. Se olvida de que es el vice del kirchnerismo y trata de hacer alianzas con cualquiera, sin importar nada, como no le importó en su momento.

"Que la historia me juzgue", dijo en aquella histórica sesión. Pero la historia, no juzga sólo por hechos aislados, sino por cómo esos hechos continúan y desencadenan otros sucesos. Lo de Cobos da mucha vergüenza... vergüenza ajena.