Es difícil cuando alguien se apropia de la globalidad (como ya lo dije en otro post). Puede ser peligroso, se deja de entender quiénes son los verdaderos protagonistas y se interpreta un trabajo en equipo que no existe más allá de la pelota.

Hugo Chávez, presidente de Venezuela, estuvo en la inauguración de la Copa América junto a Evo Morales. Dicen que repartió entradas a chicos carenciados, en una obra de caridad pero también de prevención: no quería que lo insultaran en el anonimato masivo.

No me hace acordar al Mundial 78. Allí no había un presidente elegido con humos de poder, sino un tipo de facto que se sentó en un lugar que estaba semi vacío. Aquella vez, se apagó la música y nadie pudo seguir jugando a dar vueltas alrededor de la silla. Chávez es distinto. Pero también se pone al lado del fútbol para legitimarse. Así funciona la democracia por estos días: los votos te avalan, la opinión pública te sostiene.

Así y todo hay gente descontenta. Y que también merece ser escuchada.