No fue un acto heroico; no fue la voluntad de dotar al país de una mayor calidad institucional. Fue una mezcla de intereses económicos y egos políticos, pero también eso hace un poco al principio de división de poderes. En un mundo perfecto, diputados y senadores deberían votar sólo por sus convicciones; en el mundo real se mezclan también los intereses.

Ayer el Senado decidió no tratar la ley de Emergencia Económica. El martes la había aprobado Diputados y para que la Cámara alta pudiera tratarla necesitaba los dos tercios de los votos, lo cual el oficialismo habitualmente consigue. Esta vez no pudo: el bloque radical no acompañó y hubo varios en su propio espacio que decidieron ausentarse. Levantarse e ir a "otra reunión" es un mecanismo que tienen los legisladores oficialistas para restar su apoyo, pero no aparecer votando en contra de su propio gobierno. Algunos no llegaron al recinto porque están concluyendo sus mandatos y en plena mudanza; otros, se fueron para que Cristina pague el costo político de promulgar una ley que ella nunca se dignó a votar en el recinto.

Le Ley de Emergencia pasará para la semana que viene y será votada sin dificultad. Pero ahora Cristina tiene la obligación de firmarla... ¡Nada mal!

El segundo tema fue la prórroga a los impuestos al cheque y al tabaco. Acá te contábamos la importancia del impuesto al cheque. Supuestamente estos impuestos deberían suspenderse este año. El Gobierno los necesita -especialmente al del cheque- para sostener el superávit fiscal y toda ley impositiva necesita para aprobarse la mayoría absoluta de los votos: es decir, no la mitad más uno de los presentes, sino la mitad más uno del Cuerpo (37 votos).

Los legisladores oficialistas comenzaron a levantarse de a uno. No quieren seguir ratificando un impuesto que no se distribuye entre las provincias. Si se hubiera votado ese proyecto de ley, habría resultado denegado y la Nación no contaría más con esos impuestos. El jefe de bloque oficialista, Miguel Angel Pichetto, tuvo que frenar la situación y hacer que el tema se vote más adelante. Ahora el gobierno deberá negociar con sus propios legisladores.

No son idealistas sino pragmáticos; así funcionan los Parlamentos en todo el mundo. En la Argentina, en general, no son ni siquiera pragmáticos: son chupamedias. Tal vez algo cambie con la nueva gestión. Tal vez los legisladores -especialmente los oficialistas- decidan ocupar el lugar que la Constitución les asignó: el de ser un contrapeso a las decisiones del Poder Ejecutivo. Sea por ideales o por pragmatismo.