Sí, estoy con Lavagna... ¿Y qué? Ahora eso parece un pecado, como si no se supiera quién juega de cada lado. Creo que el pacto Kirchner-Lavagna debe ser celebrado: es un acto de coherencia.

Desde este blog (y también en el programa de radio) critiqué los vaivenes de Macri en las elecciones presidenciales y su falta de apoyo a Ricardo López Murphy; creía -y sigo creyendo- en la importancia de un partido de centro derecha sólido. También critiqué -y critico- las idas y vueltas de Elisa Carrió, que pasó de centro izquierda a centro derecha sin escalas y ahora dice que las ideologías no existen.

Lavagna y Kirchner son parte de un mismo espacio político; siempre lo fueron. Eso no implica pensar igual es absolutamente todos los temas, sino tener una serie de acuerdos básicos en el modelo de país que se quiere construir. Lo demás (el Indec, las relaciones con un presidente extranjero, la cantidad de decretos...) son cuestiones muy importantes pero superficiales. Después de todo, Hillary Clinton y Barack Obama pertenecen a un mismo partido pero piensan distinto en muchas cosas. Lo importante es que exista un marco ideológico de acuerdo.

Lavagna y Kirchner, Kirchner y Lavagna, deben militar en el mismo espacio político. Después de todo uno es el autor ideológico y material del modelo económico que tantos réditos políticos le ha dado al otro. Lo demás es puro cuento.