2 a 0 parece mucho. Pero no lo es, máximo si tenemos en cuenta que ambos goles vinieron de la mano (o de los pies) de un tiro libre de un jugador que hace tres meses que no juega al fútbol.

Argentina mostró impresiciones en todas las líneas, incluyendo a su director técnico, Alfio Basile a quien se lo vio confundido durante los 94 minutos de juego.

Su arquero, el Pato Abbondanzieri casi no tocó la pelota. No la pidió, no la buscó. ¿Es el fin de la selección para el ex arquero de Boca que ya tiene casi 40 años? Esto demuestra que no se puede sostener en un puesto clave a un veterano de esas características.

En la defensa, Basile volvió a demostrar su falta de caracter. ¿Puede un jugador con pelo largo, como Martín Demichelis ocupar el lugar que tanto prestigió Roberto Ayala? ¿Habría permitido esto Daniel Passarella, de estar él al frente de la selección?

¿Por qué no se anima Basile a poner como enganche a Javier Maschnerano, quien ya demostró su alto renimiendo en esa posición en los partidos a beneficio del hospital Durand?

Messi y Tévez no pueden jugar juntos. Sería mejor optar sólo por uno de ellos, y poner en su lugar a un media punta, lateral con proyección como Dulio Marzio o Miguel Angel Brindisi.

También parece una incoherencia, de acuerdo a la filosofía de juego de Basile, dejar en el banco a un jugador de la talla de Fernando Coloccini, quien podría equilibrar con decisión y ahinco a un equipo con vaivenes gastroenterológicos.

Y por último, pareciera que Basile debería escuchar un poquito más a la hinchada. Promediando el partido desde la tribuna que mira al Río de la Plata del Estadio Antonio Vespucio Liverti se comenzó a oir un grito popular en pedido de un jugador que es constantemete discriminado por este cuerpo técnico. ¿Será ausencia del poli-jugador Leonardo Ponzio la causa del fracaso constante de esta selección?

Esperamos que Basile aprenda estas lecciones de cara al partido con Venezuela. Caso contrario volveremos a padecer de las presencias... y las ausencias.