Sin dudas ahora deberán rodar cabezas. Alguien tiene que pagar los platos rotos por lo que fue un nuevo fracaso del conjunto albiceleste en el deporte: esta vez se trata del rugby, disciplina en que la Argentina volvió a demostrar que no está a la altura de las circunstancias.

El rugby argentino debe aprender del fútbol. Al menos, si quiere ser competitivo y llegar a la cima, a los más alto.

El yo te daré, te daré una cosa... no pareció aportar condimento alguno al accionar del conjunto argentino. Sin lugar a dudas, el vamos, vamos Argentina o el volveremos, volveremos han demostrado mejores resultados.

El rugby debería imitar al fútbol y comenzar a buscar jóvenes estrellas en Villa Cartón o Fiorito, en lugar de La Recova o San Ishidro.

Creo además que lo ocurrido en el día de ayer amerita un cambio táctico. ¿No sería convieniente contratar a un director técnico de la talla de Menotti, que fomente el Fair Play y el achique? Y hablando del técnico, ¿alguien podría avisarle al técnico de Los Pumas, Marcelo Loffreda que tiene que trabajar durante el partido? No puede ser que se la pase los 80 minutos en la tribuna comiéndose un pancho y una coca.

Los Pumas han demostrado una actitud claramente defensiva: en todos los partidos de este mundial se empeñaron en jugar pasando la pelota para atrás. Sería conveniente que imiten a un media punta de la talla de Pablo Aimar y no a Juan Roman Riquelme. Por último deben aprender a sacar los laterales.

Por todo esto urge un recambio. Se trata de una generación fracasada que no ha sabido, no ha querido o no ha pudido ganar nada. Por suerte para nosotros, los hinchas del rugby, hoy podemos anunciar con alivio el fin de el reinado de los Pichot, los Contempomi y la máquina de hacer chorizos.